Con vena canaria
Gracias al mail de Pablo escribo este blog de hoy, Caperucita Roja version Canaria XD:
Érase una vez un guayabillo de niña llamada Caperucita Roja, zafada, más
ensayada que una escopeta y con mucho tino para hablar, que nunca se metía
en rebotallos ni rifirrafes, que no era faltona e iba arregladita como un
tollo compuesto pues no le gustaba afrentar a su madre vistiendo
desaliñada.
Deseaba visitar a su abuela que estaba viejita,que vivía en el bosque y a
quien ya se le estaba yendo el baifo, y antes de que la espichara quería
llevarle una cereta con unos pocos de tunos indios, una lecherita de
beletén
y una taleguita de gofio misturado, o sea,de trigo y millo que tanto le
agradaba a la anciana señora.
Así es que arrancando la penca, la niña se adentró en el bosque con el
ombligo encogío, pues sabía que el totorota del lobo,confianzudo y de mal
tabefe, la acechaba para trincarla y comérsela de enyesque acompañado de
una
pella de gofio y plátano, dos jareas de vieja, un lebrillo de carajacas,
papitas arrugadas con mojo encarnado y una botella de agua de San Roque con
gas.
El lobo era un palanquín de aspecto revejío, flaco como una verguilla y un
pejiguera siempre dispuesto a jeringar. Así es que en cuanto vio a
Caperucita se puso a dar esperrios como un mataperro para asustarla, pero
Caperucita, enroñada y con su pachorra de siempre, ante aquel cloquío lo
miró de refilón y sin levantarle el gallo le dijo que el que iba a cobrar
iba a ser él, que a ella nadie le cogía la camella......,haciéndole fos y
continuando su camino sin atorrarse,lo que dejó al laja del lobo
margullando
en saliva y rezongando de amulamiento por no poder comérsela y empajarse.
El lobo, rascado y de mala tiempla, se acercó al barranco a refrescarse el
totiso y el gaznate por no tener cerca un cafetín para echarse un pizco
ron,
y allí, sentado sobre una piedra, pegó la hebra consigo mismo mientras se
comía las uñas hasta las raspas y con el pensamiento trataba a Caperucita
de
risquera, echona, cocorioco, erizo cachero, trasmallo rabo de perinquén y
no
sé cuántos adjetivos a cual más peyorativo.
Caía un chipi-chipi y el lobo emborregado, agoniado y con la matraquilla de
querer comérsela, corrió desesperado a casa de la abuelita a donde llegó
todo entripado y renqueando de tanto correr.
Como era un poco tabaiba, aunque farol y malo como un
aguaviva, estornudó cerca de la ventana, con lo cual al oírlo, abuela y
nnieta, que le escarmenaba el pelo a aquella, cogieron sendos teniques para
darle un macanazo y acabar con el guineo ya que no podían verlo ni en
pintura y que así se fuera escaldado de una vez por todas.
Los teniques salieron como voladores rabúos por la ventana yendo a caer con
geito sobre el zarandajo del lobo que, escarranchado en el suelo, se comía
una embozada de fresas para matar el hambre.
Como un sanaca, enchapado de vergüenza y doblado como una alcayata salió de
allí con pronta retirada, mientras Caperucita y su abuelita,(quien se había
olvidado que estaba con la quilla en el marisco y ya para la gueldera) se
comieron un cucurucho de helado y roscas de azúcar mientras llenaban la
habitación de sopladeras de colores con belingo.
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